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martes, 8 de enero de 2013

LOS EXORCISMOS DE MARTA, UNA VERDADERA ESCUELA PARA EXORCISTAS Y LIBERADORES DE ENTES MALIGNOS

LOS EXORCISMOS DE MARTA
EXORCISMOS REALES
Parte 3 de 6
MUNDO SOBRENATURAL
 
Exorcismo del 18 enero 2003

Nueva sesión, ya han pasado los tiempos en que venían muchos psiquiatras, volvemos a estar solos. La madre, la hija y yo. Nosotros tres y el demonio. Cada vez más veces no viene nadie. Aunque en esta ocasión pronto descubrimos que había otros dos demonios más. Uno era Ledeseil, otra vez, era la tercera vez que entraba fruto de las invocaciones de la secta satánica. Como siempre bailoteaba con los pies y durante el exorcismo cantaba. Era una canción muy hermosa, verdaderamente hermosa. La posesa la cantaba a la perfección en un idioma para mí desconocido, aunque similar al galés. Parecía una balada tradicional del siglo XIX. A Ledeseil ya sabíamos que era el agua bendita lo que más le atormentaba. Pero para que saliera era necesario ordenarle a Satán que le dejase marchar. Al preguntar el nombre del otro demonio, obtuvimos como respueta la palabra inglesa Desiré, "deseo", ese era su nombre. Tenía una voz infantil, dulce, con la entonación de una niña mimada. Así como la voz de Satán era la más abrupta y rugiente, la de éste resultó dulzona. Ledeseil nos dijo que Desiré era el menos malo de los tres. Desiré en un momento dado dijo una cosa que me impresionó. Dijo: “Porque me vi tan guapa (al decir "guapa" en feminino nos estaba indicando que se trataba de un alma perdida)... quería hacer tantas cosas... la soberbia me perdió...

Finalmente salieron los dos. En esta salida del demonio, vimos por lo que decía la posesa en trance que a veces un demonio al salir se queda cerca, próximo al poseso del que ha salido. Los dos que habían salido estaban en un lugar concreto de la capilla que la posesa señalaba cuando se lo ordenábamos en el nombre de Jesús. Tuvimos que alejarlos a los dos con agua bendita.

Arrodillado ante el sagrario, le dije al Señor con mucha fe y compasión que no por mí, sino por aquella madre y aquella hija, que para animarles y darles esperanza, que le pedía humildemente que nos dijera cuantas sesiones quedaban. No menos de cinco fue la respuesta.

20 de enero 2003

Nada nuevo en la sesión. En el cuerpo de la chica sólo había un demonio, Satán. Tuvo otra vez las extrañas convulsiones en las que no toca la colchoneta. Otra vez íbamos a estar completamente solos la madre, la hija y yo.

Creo que por estas fechas, más o menos, ya no recuerdo bien, no lo apunté, fue cuando entró en ella Lucifer. Lucifer es el segundo demonio más importante del infierno (1). Tenía una voz distinta y hasta una psicología distinta a la del Diablo. Siendo la ferocidad de Lucifer terrible, Satán, sin embargo, era mucho peor. Satán siempre me recordó como dice la Biblia a un león rugiente.

(1) Error, Lucifer es el “Emperador de los infiernos”, y es superior a Satán que es el “rey de los demonios”, el segundo en poder.

1 de febrero.

En la sesión de este día la posesa resistió media hora no sólo sin gritar, sino sin dar el más leve signo de trance. Al final cuando sí que dijo algo, comprobamos que en ella estaba sólo Satán. También verifiqué que la presión dolorosa sobre la posesa la hacía volver en sí del trance, bastó que paulatinamente le fuera apretando más con el índice y el pulgar sobre la clavícula para que abriera los ojos y volviera en sí preguntándose qué había pasado. Ya lo había comprobado un psiquiatra en otra sesión. Hablé con otro exorcista que me corroboró que en sus casos también le había pasado lo mismo. Si se aplica dolor al poseso, vuelve en sí saliendo del trance. No obstante, en otro caso en México pude ver que la misma técnica no servía para sacar al poseso del trance.

En la sesión ese día, sólo había dos chicos muy religiosos de un colegio mayor y un psicólogo. Al final de la sesión la posesa escribió:

Soy San Miguel

Rezad,

Paciencia,

falta muy poco,

rezad

debes insistir porque se pueden esconder durante mucho tiempo

hay gente que tiene “demonios mudos

haced caso a la intuición y ver los ojos

la mayoría no sabe que tiene demonios

es necesario que se conciencien

si esto no acaba no os desesperéis

tened mucha fe

Él os escucha siempre

muy importante que recéis

tiene una influencia fuerte.

Lo de insistir lo dijo San Miguel como consejo para detectar un demonio en los posesos que vinieran a verme. Había que insistir en las oraciones pues algunos demonios tratan de ocultarse con todas sus fuerzas para que el sacerdote no se de cuenta de que están ahí. Lo de que San Miguel hablara a través de un poseso me pareció que podía ser una cosa excesivamente difícil de aceptar para la gente que leyera este tratado, además era algo que no había oído jamás que hubiera sucedido anteriormente en toda la historia. Estuve pensando en omitir este hecho, cuando me enteré de que en el caso de 1949 de Mount Rainier (Maryland, USA), el caso auténtico en el que se basó la película El Exorcista, había sucedido. En la última sesión, San Miguel había hablado a través del poseso. Así que este fragmento y otros fragmentos se salvaron de quedar relegados a algún rincón de mis papeles personales en algún armario perdido de mi casa.

Los dos chicos universitarios habían venido porque había dado en su colegio mayor una conferencia sobre el tema del demonio. Al acabar la conferencia me dijo uno de los chicos presentes que si alguna vez necesitaba a alguien para ayudar en una sesión de oración por alguien que contara con él. Al cabo de un par de meses acepté su invitación a ayudar. Y el chico pasó de la conferencia a la realidad. Me imagino que jamás pensó aquel gallego de veinte años que acabaría viviendo una experiencia como aquella.

Sea dicho de paso, aquel chico en los meses siguientes repitió por lo menos siete veces. Y siempre venía acompañado de alguien del colegio. A veces uno, dos o tres universitarios. Con lo que al pasar las semanas el número de chicos que pasaron fue bastante considerable. Como es lógico en el colegio mayor se hablaba mucho del tema, se discutía, se dividían los estudiantes en partidarios y escépticos. No hace falta decir que en aquel colegio universitario mi conferencia se convirtió en La Conferencia.

15 de febrero.

Dado que algunas semanas se me acumulaban los casos de posesión quise hacer la prueba a ver si tenía la misma eficacia rezar por varios posesos a la vez. Cité una misma mañana a un caso de una mujer que venía de Portugal y a Marta. Comenzamos las oraciones, la portuguesa entró en trance en seguida, pero Marta no. Por más que insistía yo, ella estaba tan tranquila, perfectamente consciente, e incluso sin la más leve molestia.

Al cabo de media hora, llevamos a los portugueses a la sala de al lado, a una sala de catequesis. Unos laicos siguieron rezando por la portuguesa que siguió en trance y con los síntomas típicos de posesión. Pero llevábamos ya varios misterios del rosario y otras oraciones. y Marta en la capilla no entraba en trance.

Después del tercer rosario, dije una frase que sabía que era especialmente odiosa a Satán en el caso concreto de Marta: haec est dies. Al momento apareció en la joven una levísima risa despectiva. Se había manifestado, levemente por más que resistía por ocultarse, pero ya no había podido evitarlo. Seguí orando. Poco despúes Satán comenzó a gritar como siempre. Despues de la comunión pidió escribir. Y escribió: “queda muy poco”.

Le pregunté acerca de las sesiones de oración por varios posesos, si daba lo mismo orar por uno que por varios a la vez, si cuando había dos uno no sufría. Y escribió:

“No, sufre menos, pero sufre, cuando hay dos puede que uno de los dos no se manifieste, no por eso deja de sufrir, debes rezar mucho, España está muy mal”.

Le pregunté por la portuguesa, ya que venían de tan lejos le pedí que nos dijera las sesiones que quedaban y escribió: “No lo sé” [esto estaba subrayado 4 veces].

“Paciencia, que no pierdan la fe, soy San Miguel, impacientes!! Paciencia, rezad mucho”; [después Satán escribió]: “demonios ocultos, por eso me han permitido estar tiempo sin manifestarme para que te des cuenta de que se ocultan aun estando casi fuera [es decir, a punto de salir].

·         Lo que pasa cuando se reza sobre dos posesos a la vez.

Quedaba claro el resultado del experimento. Si se rezaba por dos posesos a la vez, los demonios de ambos sufrían, pero sólo uno se manifestaba. Y además sufría menos el demonio más fuerte. Porque cuando hay dos demonios en una misma persona o en dos -si se reza a la vez- sufre el demonio más débil, y los otros más fuertes sufren algo, pero mucho menos.

Alguien se habrá preguntado como podíamos saber si escribía un demonio o San Miguel. Pues bien, no lo sabíamos. Cuando hablaba era claro, la voz de los demonios es fea y rezuma odio. La voz de San Miguel era agradable y llena de amor. Mas cuando escribía no podíamos saber quien hablaba. Por eso cuando era San Miguel si quería que lo supiéramos escribía: soy San Miguel.

Durante esa misma sesión entré yo en varias ocasiones a rezar por la portuguesa. El caso de la portuguesa era menos difícil y con la oración de los laicos que había allí bastaba. Al final la portuguesa se puso muy mal, gritó peor que nunca. Se levantó, se liberó de nuestras manos y se fue hacia la pared. Su hermana enfadadísima le gritaba, yo de pie junto a la posesa, seguí rezando. La posesa gritaba llena de horror y sollozos. En un momento dado los sollozos se detuvieron y me sacó la lengua, la hermana ni corta ni perezosa le propinó un sonoro bofetón. Le reprendí diciéndole que no era ella, sino el demonio el que había hecho aquello.

Acabada la sesión de aquella mañana con la portuguesa, me comentó que durante toda la semana había estado peor que nunca. Ya no podía trabajar desde hacía una semana. Aunque vinieron varias veces desde Portugal, al final encontré un sacerdote en Lisboa que rezara por ellas ya que en su diócesis nadie se quería encargar de ellas.

Estoy seguro de que a pesar de todo lo dicho habrá quien tenga dudas de si el demonio no nos estaría engañando haciéndose pasar a veces por San Miguel. Yo tengo una cosa muy clara, si San Miguel no hubiera intervenido dándome ánimo y diéndome que tuviera paciencia, puedo asegurar que hubiera enviado a la madre y a la hija a otro sacerdote. Dado lo que se alargaba la resolución del problema, les hubiera explicado a ambas que quizá me faltaban o conocimientos o condiciones para resolver el caso y que yo mismo les buscaría quien se ocupase de proseguir con las oraciones. Pero los mensajes de San Miguel me confortaban dándome la seguridad de que íbamos por el buen camino. Así que el tema de la intervención del arcángel puede parecer anecdótico, pero sin él yo no me hubiera considerado apto para continuar.

22 de febrero 2003

El demonio que respondía al nombre de Belsenbagein había entrado de nuevo. Llevaba ya quince días. Pero en la sesión en que oramos con la portuguesa presente no se había manifestado.

En esta sesión no hubo nada especial. Después de salir estuvo por la capilla. Lo supimos porque la posesa alzó la mano, y con el brazo extendido y los ojos en blanco señaló hacia un lugar de la capilla. Al preguntarle por qué hacía eso, contestó que por qué allí estaba Belseinbagein. Con agua bendita primero y después haciendo la señal de la cruz con el Crucifijo de metal que uso en estas sesiones acabó por marcharse. En un momento dado, el demonio que quedaba en la posesa me dijo: tienes que hacer la señal de la cruz cinco veces más. Aunque tardó más en marcharse definitivamente.

8 de marzo

Hoy el primer demonio se llamaba Noise, "ruido" en inglés, era un demonio mudo. Tras rezar los presentes varios rosarios, le forcé a que repitiera una alabanza a Dios. Forzado a hablar por el poder de la oración, finalmente movió la boca pero sin emitir sonido alguno dando a entender que no podía. Al insistir yo en mi orden, se desesperó e hizo gesto con la mano de escribir. Lo que le había ordenado que repitiera, no lo dijo, pero lo escribió; como para dar a entender que hablar le era completamente imposible por más que se lo ordenase. Pero el otro demonio, Lucifer, sí que hablaba. Era un demonio terriblemente furioso. Cuando se le ordenó en el nombre de Jesús que dijera que era lo que más le atormentaba a Noise dijo que cantar. Es curioso, al poco de comenzar la sesión se me había ocurrido que cantáramos. Una vez más entendí la importancia de las intuiciones cuando uno está ejerciendo este ministerio con entes espirituales. Los ángeles, sin duda, nos inspiran cosas que pensamos que son meras ocurriencias nuestras. Le prengunté a Lucifer cuál era la canción que más le atormentaría. Contestó que Adeste Fideles. El villancico comenzó y comenzaron frenéticas convulsiones. Parecía que iba a salir de un momento a otro, pero aquel estado de paroxismo tardó todavía casi una hora.

Cuando salió Noise les dije que nos sentáramos todos en los bancos y rezáramos un rato, un cuarto de hora, por los cuatro chicos del grupo satánico que estaban metiendo los demonios en Marta. Debíamos rezar para que Dios los convirtiera.

Acabamos la sesión sabiendo que estaba dentro Lucifer. Este era el segundo demonio más importante del infierno. A Lucifer le atormentaba especialmente recordarle que él fue la estrella de la mañana. Le atormentaba tanto que se tapaba los oídos para no oírlo.

22 de marzo

Marta tenía cuatro demonios. Perversión, Belcebú, Lucifer y Satán. Durante todo el rato resistieron con verdadera fortaleza. El demonio que respondía al nombre de Perversión hubiera cedido y salido, pero los demonios superiores no le dejaban. Belcebú hablaba con un tono distinto de los escuchados hasta el momento en las sesiones. Un tono en el que dejaba claro que ni contestaba ni pensaba contestar. Y efectivamente no lo hizo en las tres horas siguientes. Ni una respuesta. Sólo frases breves como : ¡¡Eres tonto!!, cuando le preguntaba algo. O "quita esa mierda de encima" cuando le ponía algo sagrado sobre su cuerpo. Los rosarios continuaban, lo mismo que las letanías e invocaciones a San Miguel, San Jorge y la Santísima Virgen, pero ningún demonio obedecía ni contestaba. Me dirigí a Perversión, el demonio más débil, y le pregunté si se quería ir. Me dijo que sí, pero volvió a insistir en que no le dejaban salir de aquel cuerpo. Entonces dijo: el primero y el último. Enseguida supe qué significaba. Para que se fuera el último demonio, el más débil, había que exorcizar al primero. Exorcizarlo por su nombre y ordenarle que le dejara marchar. En el nombre de Jesús quebranto tu poder; deja marchar a Perversión, repetí yo una y otra vez. Pervesión había dicho en un momento de aquella sesión que los dos últimos demonios se marcharían a la vez. Es decir, que saldrían él mismo y Belcebú al mismo tiempo. Como por la tarde no tenía que decir misa, pues venía otro cura a decirla, celebré misa allí mientras rezaban en voz baja el Rosario. Le di a tomar el “vino consagrado por intinción”.

Ya era casi la hora de marchar y la cosa no acababa. Ni acababa ni el demonio daba signo de estar a punto de ceder. Así que dije, tenemos que dejarlo por la hora. A todos los que había venido les expliqué que aquello no suponía una derrota por nuestra parte, que los demonios habían sido debilitados y si no salían en una próxima sesión, saldrían en dos o tres sesiones más. Pero cuando estaba vaciando en la entrada de los salones parroquiales, el contenido del hisopo en la pila del agua bendita, un terrible bramido resonó del interior de la capilla. La posesa rugió estentóreamente con una fuerza tal como no lo había hecho durante las tres horas anteriores. Yo en ese momento no lo sabía, lo deduje después, pero alguno de los santos que habíamos invocado había venido y estaba obligándole a salir. La posesa sola, sin que nadie hiciera nada, comenzó a gritar y a gritar. Así que al ver claramente que se estaba desarrollando una lucha invisible, nos pusimos a orar para debilitar al demonio y ayudar así en ese combate. Al cabo de diez minutos salieron los dos demonios: Perversión y Belcebú. A la vez, tal como había predicho a mitad de la sesión.

La madre me comentó que en uno de los pasados días, estaba viendo la televisión y al ver las noticias de la guerra de Irak se le ocurrió rezar un Padrenuestro por el alma de Sadam Hussein. Al hacer aquello el demonio al momento se puso como loco, gritando fuera de sí. A lo largo de aquella mañana, en medio de aquella sesión de varias horas, hacia el final, se me ocurrió que podía yo también hacer la prueba, y efectivamente, fue decir a lo chicos que estaban allí ayudándome que íbamos a rezar un Padrenuestro por el alma de esa persona, y de pronto la posesa estalló en una verdadera tempestad de ira y furia. Seguí rezando el Padrenuestro, y el demonio comenzó a gritar con rabia e impotencia:

¡¡ES MÍO!! Repetía eso una y otra vez, ordenándonos que nos calláramos.

El espectáculo de odio, de convulsiones, de gritos era impresionante. Todo el asunto puede aparecer muy anecdótico, pero personalmente para mí tuvo enseñanzas espirituales muy importantes. Pues ante semejante escena saqué dos conclusiones muy claras. La primera es que así como la posesión demoníaca afecta al cuerpo, así también hay personas que tienen el alma como poseída por el demonio (¿). Ciertamente el alma no puede ser poseída, siempre es libre, pero el alma se puede cargar de tantas ataduras, de tantas cadenas, que al final sea un juguete en manos del Maligno (¿). Es decir, una voluntad débil y maniatada por las bajas pasiones arrastrada a merced del viento de la tentación. Por eso repetía: “es mío”. Frente a eso, nosotros los cristianos tenemos un Dominus, un Señor.

La segunda enseñanza es que nunca me hubiera imaginado que un simple padrenuestro pudiera descomponer tanto al demonio. Que una oración tan sencilla, tan breve le infundiera tanto temor de que pudiera perder la presa tanto tiempo perseguida. Y comprendí que tenía razón. Pues una oración, una sóla, supone que Dios le enviará sin duda una gracia a su alma. Y una sola gracia puede provocar un arrepentimiento que le eche a perder al demonio una presa atada durante muchos decenios. Un padrenuestro podía destruir el trabajo del demonio durante años en una persona. El demonio temía con razón.

Así que entendí que de la misma manera que en ese momento había una guerra material -la de Irak- también hay una guerra espiritual. Una guerra espiritual que se combate con armas espirituales. No somos conscientes del poder que poseemos. No sabemos hasta que punto una oración, una sóla, puede cambiar a alguien en un puesto estratégico, que a su vez puede cambiar todo.

Es a la luz de esta escena cuando uno ve el poder de ese flujo invisible que emerge de los cientos de monasterios repartidos de un confín al otro del mundo. Son una continua fuente de bendiciones. En silencio, desde la oscuridad, ellos cambian la historia. Por eso, por esta enseñanza, pensé que era bueno contar esta anécdota. Satán le dijo a la madre, a través de la posesa en su casa, que lo que buscaba con la guerra era crear destrucción y sufrimiento.

6 de marzo

El demonio Jaislashenka.

Nada especial que reseñar. Tan sólo que además de Satán, había un demonio dentro de la posesa que se llamaba Jaislashenka. Los demonios entraban porque en la secta satánica les invocaban. Seguíamos rezando para que se convirtieran las personas que pertenecían a ese grupo del demonio. Justo ya a punto de acabar y con la chica todavía en trance, rezamos por la conversión de las personas de la secta satánica. Cuando yo estaba recogiendo el agua bendita, la madre rezó un Padrenuestro por la conversión de Sadam Hussein. La madre me miró y me dijo ¿se ha fijado, padre? Sí, era evidente que rezar por él ya no le causaba ningún tipo de temor a perderlo. La madre al instante comentó: eso es que se ha muerto y se ha condenado.

Me acerqué e invité a todos: vamos a rezar con verdadera fe por la conversión de Sadam Hussein. Pero por más que oramos aquella sonrisa de triunfo no desapareció de la cara de la posesa. No dijo nada, no le importaba que rezáramos por él, era como si nos dijera: ya no podéis hacer nada por él. La madre en voz alta dijo: padre, yo creo que eso significa que ha muerto en algún bombardeo de esta semana.

No hace falta decir que un año después apareció Sadam en su refugio. ¿Por qué entonces Satán había actuado de aquella manera? Quizá fue una enseñanza que recibimos por parte de Dios al permitir eso para ver hasta que punto nos podemos dejar engañar por Satán. Sí, nunca hay que bajar la guardia en los exorcismos.

12 de abril.

·         Sobre Demonios Mudos y Almas Perdidas.

En esta sesión salió un demonio mudo (del que no sabemos el nombre) y Desiré.

El espíritu que respondía al nombre de Desiré hizo gesto con la mano de querer escribir. Tumbada la posesa boca arriba y sin mirar nos escribió que no era un demonio sino un alma humana. Después continuó escribiendo lo que sigue:

Paciencia,

soy Desiré (este nombre lo pronunció en inglés)

no mala

[es decir, no soy como los demonios, quería decir que fue una mujer en vida] (Lo escrito entre corchetes son explicaciones o preguntas del sacerdote)

rezar es muy importante

rezar

fe

llamar a San Miguel todos juntos

es importante fe

me voy cuando acabe de escribir

yo muy mal

no descanso

tranquilas

yo no rechazo a Dios

yo viví hace mucho tiempo pero no fui buena

muy guapa, yo creía poder todo

[entonces le ordené en latín, en el nombre de Jesús, que me dijera dónde y cuando vivió. Respondió:]

no hay escritos

no comprobable

hace siglos

[insistí mucho rato en mi orden, al final escribió:]

1514

[En el nombre de Jesús, te ordeno que me digas la verdad, le volví a instar]

¿Por qué te tendría que mentir? Si fuera demonio no rezaría

[era cierto que en ciertos momentos se había puesto a rezar oraciones a Dios y a la Virgen]

[insistí en que dijera dónde vivió]

no voy a decir dónde

no es importante

perdida no encuentro luz

te he dicho que me iré cuando acabe de decir lo que me han dicho que os diga

[¿hay muchos espíritus perdidos como tú?, pregunté]

hay muchos

están en la tierra

fueron hombres

no somos ángeles

no somos demonios

debéis rezar

[le pregunté si esos espíritus perdidos se comunicaban entre sí, si tenían algún tipo de relación]

no

ir de un lado a otro

sabéis mucho usarlo bien

queda muy poco

pero no sé cuanto

no depende de mí

[le dije que nos revelase su nombre]

no importante nombre real

tenías que saber que hay otro demonio

echarlo con fe

San Miguel

fe

rezar

[le pregunté si su nombre Desiré era su nombre también en la tierra]

al morir cambiamos de nombre

al invocar a fuerzas ocultas a veces vamos nosotras si el hechizo sólo influye en el pensamiento, nos vamos cuando la persona reza con fe [se refería a que los espíritus perdidos se marchan del cuerpo de una persona cuando se ora, sin necesidad de exorcizar a ese espíritu concreto]

también rezamos, pero el momento fue cuando vivíamos.

Satán furioso, no os asustéis

Dios con vosotros

hay muchos ‘demonios ocultos’

debéis rezar durante más tiempo [para detectar los demonios ocultos]

3 o 5 minutos son insuficientes

a veces tardan horas o días en manifestarse

peligro ‘demonios mudos’ difícil reacción

España fatal, muchos demonios ocultos, gente no sabe

piensan demonios no existen, están muy ciegos

rezar por ellos, piensan listos y son tontos

Ánimo, Me voy

Y tal como dijo, en cuanto acabó de escribir lo que le habían dicho que nos comunicase, sus brazos volvieron a caer sobre la colchoneta y dio un suspiro profundo y prolongado y salió. En cuanto salió, el otro demonio que había dentro de la posesa se manifestó furioso.

A lo dicho había que añadir que nos había respondido a un "sí" a la pregunta de si un alma condenada al infierno podía poseer a una persona. Nos había dicho también que había otros espíritus que vagaban por la tierra. Espíritus perdidos, que siendo malos en vida y muriendo sin haber pedido perdón, no obstante no habían rechazado a Dios. Y que esas almas tenían hasta el Juicio Final para encontrar la Luz.

Unas semanas antes, la posesa también había entrado en trance y escrito que él, la entidad que respondía al nombre de Jaislegel, no era un demonio, sino el alma de un hombre que había sido muy malo en vida. Escribió su nombre tal como se pronuncia en castellano: Jaislegel. Al ser preguntado si buscaba la luz. Respondió que sí. Y siguió escribiendo:

difícil [que era difícil encontrarla, la luz]

tuve mi momento

el momento es mientras vives

no hay solución

Espíritus perdidos vagan buscando un descanso, pero no lo encuentran

purifican sus pecados, muchos tardan muchos siglos, depende de los pecados y del estado del alma

las culpas son nuestras

Algunos [están] mejor que nosotros

nosotros estamos aquí

no salimos de este mundo

[la madre de la posesa manifestó algo de pena, y el espíritu respondió] si supieras mi vida quizá no pensarías así

la diferencia con los demonios es que no rechazamos a Dios, fuimos malos, no pedimos perdón en su momento.

Yo mala vida, pecado

yo vivía sin Dios, como si no existiera

Después dijo que “cuando los hombres invocan a fuerzas ocultas vienen almas perdidas, pero que “cuando invocan a demonios vienen demonios”.

25 de abril

Marta, estuvo muy enferma cuatro días. Tenía un demonio mudo llamado “Muerte”, enviado para matarla. Estuvimos dos horas con aquel demonio mudo que la mantenía en trance pero que no decía nada, ni una palabra. Al final pensamos que si el demonio mudo no hablaba, Lucifer sí. En cuanto le ordenamos que hablara, habló y rugió. Al ordenarle que nos dijera como saldría, dijo que rezando. Y haciendo eso, al final salió.

24 de mayo

Las primeras comuniones y compromisos parroquiales de mayo ha sido un mes muy ocupado y las sesiones han tenido que ser pospuestas. Estaba hoy acompañado de dos religiosos.

Desde el principio había tres demonios: Satán, Lucifer y Fireflea que significa "pulga de fuego". Pensé que quizá era Firefly (luciérnaga) en vez de Fireflea (pulga de fuego). Pero al preguntárselo me dijo que la luciérnaga era algo bello. Con lo que significaba que no, que él era Fireflea.

Le decía yo a ese demonio cosas como que el agua bendita que le daba a beber y que le asperjía apagaba su fuego, y que la Mujer apastaba su cabeza. Pero eran las oraciones vocales que rezábamos, Avemarías, lo que más le atormentaba. El demonio estaba localizado en el vientre.

Finalmente, San Miguel o Santa Catalina de Siena, le obligaron a arrodillarse justo delante del altar. Se produjeron los aullidos y lloros aterradores de tantas sesiones. Su cara estaba congestionada. Las lágrimas caían sobre la base de madera del crucifijo del altar mientras la posesa se agarraba a la cruz. Después la envié al sagrario. Al ir hizo lo mismo que había hecho con la cruz, ella, espontáneamente, se dirigió con paso pesado a los pies de la imagen de Nuestro Señor, se arrodilló junto a sus pies mientras con las manos abrazaba el sagrario. Se había abrazado al sagrario como a la cruz, sin rabia, sin odio, sólo aullando y llorando. Los que estábamos alrededor no hacíamos más que rezar avemarías, pues era evidente que invisiblemente algo estaba pasando. Un santo o un ángel le ordenaba hacer todo aquello que le atormentaba como un exorcismo.

Fireflea salió, pero los demonios que quedaban hacían que la posesa siguiera aullando y llorando. Aquella orden invisible se prolongó durante más de media hora. Finalmente calló, quedó en silencio, calmada aunque en trance, pero todavía seguía de rodillas. Como nosotros no la estábamos exorcizando y ella seguía en trance pero con compostura devota ante el sagrario, no nos movimos y permanecimos todos de rodillas ante el sagrario. Después hizo gesto de que le diéramos papel para escribir. Y escribió:

cruz = fin

importante concienciación

final muy cerca

cuando abraza lo que más odia el final está muy cerca

no desesperéis

luego irá todo mucho mejor

paciencia y fe

Dios os escucha siempre

no lo dudéis nunca

soy San Miguel, tranquilos

seguir rezando por Pablo

rezar; rezar

encomendaos a Dios

llamarme que yo iré

Dios está con vosotros

Justo antes de escribir había dicho "cruz sinónimo de fin". Yo sabía muy bien a que se refería. Estaba seguro de que justo cuanto todo estuviera para acabar se desataría una tormenta. Una tormenta eclesiástica contra mí. Aquello confirmaba esa intuición que tenía yo desde hacía meses.

7 de junio 2003

Estamos solos la madre, la hija y yo. Y tres demonios. Pronto contestó el inferior que además de Satán y Lucifer estaba otro llamado Odio. Hacerle la señal de la cruz era lo que más le atormentaba. Yo le hablaba del amor de Jesús, del amor de Dios. En un momento dado, y sin hacerle ninguna pregunta, hizo gesto de querer escribir. Al ponerle las hojas sobre el vientre escribió con una letra distinta a todas las letras anteriores:

las cruces en la cabeza casi ninguno las soporta

muy importante

hazlo a todos

cuando vengan a ti

a ninguno [de los demonios] le gusta

signo tú hacer siempre

Estas líneas se las obligó a escribir San Miguel, para que supiera cómo hacer para descubrir a los demonios que se ocultan cuando un sacerdote trata de discernir si alguien está poseso. Y es verdad que el padre Amorth siempre hacía sus oraciones con un gran crucifijo en la mano con el que hacía cruces en la cabeza cuando alguien llegaba a ver si estaba poseso.

Al final el demonio llamado Odio salió, pero cuando le pregunté si efectivamente había salido, la posesa con los ojos en blanco y sin decir nada señaló un punto cerca de ella. El demonio estuvo todavía más de media hora sin alejarse de la posesa. Hacer la señal de la cruz en el aire, bendiciendo, es lo que hay que hacer en estos casos para alejarles definitivamente. Aunque esto puede demorarse, incluso tanto como en este caso: media hora. Sabemos que eso es lo que hay que hacer, porque después de tantos rosarios a la pregunta de qué había que hacer para que se fuera, la respuesta fue levantar lentamente el brazo y hacer una señal de la cruz en el aire con la mano hacia el lugar donde había dicho que estaba. Lo mismo nos había dicho Lucifer muchas semanas antes respecto a otro demonio. En este caso añadió que hacer la señal de la cruz y asperger con agua bendita. Cuando llevábamos más de un cuarto de hora intercalando oraciones y estas dos cosas y seguía sin marcharse, y yo insistí en preguntar que qué más había que hacer la respuesta fue: ¡impacientes!

Pero de pronto emergió una voz completamente distinta de la posesa, una voz que era exactamente igual a la de la niña de la película El Exorcista. No voy a tratar de describir la voz porque era idéntica a esa. La nueva voz dijo que la secta satánica estaba invocando a los demonios. Al preguntar el nombre del nuevo demonio nos dijo que era Soberbia. Le hablé de la humildad de Cristo, e incluso de la humildad de Dios. Le repetí que más valía servir en el cielo que reinar en el infierno. Se retorcía de dolor al oír aquello. También señaló la zona exacta del cuerpo donde estaba, la parte posterior de la cabeza. Al hacer allí la señal de la Cruz se retorció y gritó de un modo más desesperado. Pero la secta seguía invocando a demonios para que vinieran en ayuda de los que allí había. Era como la comunión de los santos, pero a la inversa. La voz de Soberbia nos dijo que en la capilla había dos demonios más: Jaizel y Dolor. Incluso nos señaló donde estaban, sobre el altar. No llegaron a entrar porque nos pusimos a rezar por el miembro de la secta que les estaba invocando. Cuando una secta hace eso, lo mejor es rezar y rezar por el que está invocando a los demonios.

También a Soberbia la señal de la cruz era lo que más le atormentaba. Es curioso que la madre en un momento dado le puso una pequeña cruz en la mano de la posesa, y al instante la hija dio un quejido y dijo: me ha pinchado, vuelta completamente en sí y señalando un punto concreto de un dedo de la mano. Fue una vuelta en sí repentina. Y en la pequeña cruz nada podía pincharle. Pero al instante volvió en sí.

Finalmente la posesa se puso de rodillas y dijo: No puedo nada contra Dios. Y se agarró a la cruz del altar. Lo hizo espontáneamente sin que se lo ordenáramos.

Salió el demonio tras veinte minutos de gritos tremendos. Los otros demonios Jaizel y Dolor también se habían marchado. Sólo estaba Lucifer y Satán. Y a juzgar cómo gritaba Lucifer estaba pronto a salir. Y así fue, una hora después, salió. Hay que reseñar que cuando estaba gritando y gritando pero no salía, le ordené en latín: ¿quae formula usare debo ut exeas?, ¿qué fórmula debo usar para que salgas? Y al momento dijo: En el nombre del Dios de la Salud, del Dios de la Luz, te ordeno que salgas inmediatamente. Recitó la fórmula lentamente, haciendo pausas para que la repitiera. Si el poder de la oración obligaba al demonio a hacer aquello, había que reconocer que era un poder impresionante. Seguí repitiendo esa fórmula varias veces y al final salió.

Cuando salió oré un poco para asegurarme de que no estuviera dentro. En seguida emitió quejidos y quejidos. Le pregunté si era Lucifer. ¿Es que no me reconoces? Me preguntó Satán con su furia habitual y su voz algo distinta, algo más agresiva que la de Lucifer.

Lo más gracioso de Lucifer era que a cualquier pregunta que le hiciera siempre me espetaba con un tono muy peculiar: ¡Qué tonto eres! ¡Pero qué tonto...! Siempre repetía esta frase con un soniquete especial, burlesco, alargando la primera "o". Aunque en cambio me produjo una cierta vanagloria cuando en dos ocasiones, repitiendo yo con toda tranquilidad una oración en lenguas, Lucifer no se aguantó más y gritó furioso: Me pone enfermo tu paciencia. ¡Pero es que no te cansas nunca!

Yo, desde que Lucifer me dijo lo tonto que era, he dejado de considerarme un gran teólogo.

(Continúa en: Parte 4 de 6.- 14 de junio 2003)