UN EXORCISTA ENTREVISTA AL DIABLO
Una tarde apenas había entrado en la habitación, y cogido por sorpresa
por el imprevisto estrépito de un galope que me tuvo la respiración suspendida
y me hizo comprender que se trataba de él.
«Esta vez has venido con el propósito de asustarme».
"Si pudiese hacerlo, sabría muy bien cómo hacerte temblar de miedo.
Tú no sabes que tengo la fuerza de hacer temblar toda la tierra, si quiero.
Tengo la fuerza de aguantar esta pelota del globo donde habitáis y lanzarla
contra los demás astros o incluso tirarla en una de las bolsas solares y
reducirla a cenizas."
“Has dicho: si quiero pero precisamente es esto lo que tú no puedes
hacer. ¡El mundo está en manos de Aquel que lo ha creado, no en tus manos,
bufón! Sé muy bien qué serías capaz de hacerlo; pero, encadenado como estás, no
puedes dar miedo ni siquiera a un niño. Una vez más, tú eres un perro atado a
una cadena. La inocencia de un niño te da miedo como la espada llameante de un
arcángel".
"Goza de tu seguridad. Ahora te digo que pronto llegarán días en
los cuales todo el mundo temblará con mi avanzada. Estoy preparando un
desbarajuste universal que no te lo puedes imaginar".
“¿La bomba atómica?”
“Mucho peor. Antes, y más que todo esto, me importa el desconcierto de
la humanidad entera, comenzando por la Iglesia, que debe ser la primera en
desaparecer, esta durísima Iglesia Católica, que ahora la haré desaparecer en
un baño de sangre”.
"Si Dios te lo permitiera..."
“Lo sé: os refugiáis en el viejo versículo “no prevalecerán". Sin
embargo prevaleceremos. La meteremos en desconcierto, combatiéndola desde
dentro”.
"Será quizás una prueba más fuerte que otras sufridas en el pasado.
Una nueva gran marea. Después el Señor te dirá: «basta» y sobre tus ruinas
resplandecerá de nuevo el sol de su triunfo.
Purificada, la Iglesia florecerá como en primavera.
“Sin embargo el golpe que estoy preparando no será como los otros. Hasta
ahora, en la Iglesia, a la que cogía por asalto, había un punto invencible de
resistencia que me hizo perder muchísimos ataques. ¡Ahora verás!"
“Hace pocos decenios inspiré a Lenin, uno de mis mejores colaboradores,
que para acabar con la religión era más importante introducir la lucha de
clases en el seno de la Iglesia que atacar de frente la religión. Se trata de
obrar disolviendo, de formar focos de división entre los fieles, pero sobre
todo en los ambientes eclesiásticos y religiosos. Dividir a los obispos en dos
bloques: los integristas y los progresistas. Revelar a los sacerdotes contra
los obispos con miles de pretextos. Atacar de frente a la iglesia como
combatiendo, para su bien, sus estructuras anticuadas y los abusos que la
desfiguran. Con hábiles golpes formar en los ambientes eclesiásticos núcleos
insatisfechos para atraerles poco a poco al clima fecundo de la lucha de
clases. Adaptación lenta y paciente, con infiltración de nuevos contenidos en
las ideas tradicionales. Se trata no de liquidar, en un primer momento a la
Iglesia, si no de ponerla en el dique seco, incorporándola al servicio de la
revolución comunista. El resto vendrá después”.
Una pausa alargada durante la cual miraba a mi Virgencita y mentalmente
la invocaba. La voz volvió con un tono ronco, rabioso como rugido de bestia. El
maligno subrayaba así sus propósitos catastróficos.
“Ahora estoy preparando un asalto táctico sobre todo contra aquel
vestido de blanco. Él tiene sus activistas fanáticos. Me hace reír. ¡Que se
atrevan a encontrarse con los míos! A los míos los escogeré sobre todo entre
los suyos. Serán las mejores palancas.
Comenzaré a encerrarlo poco a poco en un aislamiento completo. Induciré
a sectores enteros de la cristiandad a abandonarlo. ¡Después vendrá el asalto
que lo eliminará!"
"Hablas con tal seguridad que simplemente te hace ridículo”.
“Con una seguridad, como puedes ver, que no tengo ni el menor miedo de
revelarte mis planes. Por lo demás, ¿qué podrías tú contra ellos?"
"Orar al Señor para que te fulmine y para que la Virgen tenga bien
custodiado a aquel vestido de blanco, que es su hijo predilecto”.
Él respondió con una palabrota e inmediatamente volvió a la carga:
“En un segundo momento trabajaré uno a uno a todos los párrocos con
respecto a su pastor. Hoy el concepto de autoridad no funciona como antes. He
logrado darle un golpe imprevisto e irreparable. El mito de la obediencia está
ya superado. Por esta vía la Iglesia será llevada a la pulverización. Mientras
tanto voy adelante diezmando continuamente a los sacerdotes, a los frailes
hasta llegar a vaciar totalmente los seminarios y los conventos.
Quitados del medio los así llamados `obreros de la viña', se introducirán
los míos y tendrán vía libre en su trabajo definitivo”.
"Pareces un estratega rico en fantasía, no hay nada que decir. Salvo
que programas todo como si Cristo, el verdadero Jefe de la Iglesia, la hubiese
abandonado para siempre y Él estuviese nuevamente muerto sin esperanza de
resurrección. Tú, bufón grandilocuente, no ignoras que la Iglesia es Él. Ella
es su Cuerpo místico. Y sabes bien que detrás del pastor visible está Él
invisible y Él es fiel a la palabra dada: «No tengáis miedo, dijo, Yo estoy con
vosotros hasta la consumación de los siglos». Prueba y verás, tendrás que
encontrártelas con Él y ¡huirás ante su sola presencia¡.
Además, está María, Ella es la Madre de la Iglesia y basta una señal
suya para tener paralizados a todos los ejércitos infernales”.
“Los acostumbrados viejos chismes. Todos estáis embutidos en frases
hechas. Todos estáis adiestrados en el uso de estos temas comunes. Hoy, los
primeros en reírse de estas frases hechas son vuestros sacerdotes, vuestros
doctores, a los que yo he hinchado con el espíritu del orgullo y con el
espíritu de rebelión. Mira cómo han sabido cambiar el moho teológico por los
grandes ideales de la historia. Me he preparado y me he llevado a mi bando a
sacerdotes politiqueros, a sacerdotes que apenas dicen Misa alguna, a sacerdotes
chacharacheros, que asiduamente frecuentan ciertos grupos errados, a la caza de
citas galantes, y cuando en torno a ellos surge el escándalo, en vez de
avergonzarse como antes, se vanaglorian con alegría, y se sienten felices de
haberse liberado de pesos insoportables. ¡Y ni decirte de los sacerdotes que
sólo piensan en hacer dinero! Todos estos son mis mejores obreros".
"Has recorrido ya en el pasado los mismos caminos y Dios te ha dejado
realizar también algunas conquistas. Sin embargo recuerda que cuando parecía
que la plaga iba a gangrenarse y a extenderse a todo el cuerpo, Él intervino
sin movilizar contra ti a ejércitos espectaculares, sino trabajando con unos
pocos, en el silencio. Tú cuentas con la masa, Él cuenta con unos pocos.
Cuántas veces Él nos ha hecho ver que sirve más a la Iglesia un pequeño número
de auténticos sacerdotes y religiosos, llenos de espíritu evangélico
verdaderamente impregnados de fermento evangélico, impregnados de Amor y
fervor, preparados a la renuncia, dispuestos al sacrificio total, quiero decir:
Él cuenta con unos pocos santos mas que con una masa de sacerdotes burócratas, secularizados,
embebidos en la mundanidad y mujeriegos. Dios te los regala, no sabe qué hacer
con ellos, Él se servirá de unos pocos, pero serán suyos, y con éstos
restaurará su Iglesia”.
“Estoy seguro de que te darás cuenta de que hoy en la Iglesia se encuentra
trabajando un buen frente de almas silenciosas, no importa de que condición ni
raza, especialmente sacerdotes y religiosos, que se preparan para combatirte.
Muchos de ellos se unen en el nombre de María, proceden de nidos de oración y
de amor a la Iglesia, y de obediencia al Papa. Trabajan por una Iglesia consolidada
en su unidad y aceptan toda renovación legítima, pero rechazan las innovaciones
arbitrarias, y están persuadidos del servicio insustituible del romano
Pontífice y se aprietan en torno suyo como al único principio verdaderamente
sólido de su unidad.
Esta persuasión también se va haciendo camino secretamente entre algunos
hermanos separados". “Son almas silenciosas, que en vez de agitarse,
trabajan en vez de proclamar discursos grandilocuentes, oran; en vez de pedir reformas
continuamente, se reforman. Son almas escondidas, de las que sería difícil
hacer una estadística, pero se sabe que existen, realmente se encuentran por
todas partes, y se reúnen en grupos de oración y fraternidad. Quizás nunca como
hoy florecen tantos Santos en la Iglesia. ¡Cuántos grupos de almas fervientes
vemos surgir al servicio de la Iglesia!. Ella cuenta con éstos grupos, en su capacidad
de fermentar a la masa. Son las revanchas de la generosidad divina a favor de
la iglesia. Almas que trabajan en un apostolado capilar, que van descubriendo
el rostro de Cristo en el ejercicio de la Caridad hacía sus hermanos, los
pobres, los marginados, los más necesitados".
“¡No, espíritu rebelde! El balance de la acción de Dios en el mundo y en
la Iglesia no es un fracaso. El curso de su acción no está paralizado por tus
sabotajes. La Iglesia tiene direcciones y brotes que son invisibles y lejanos;
pero Él está actuando siempre en Ella. ¡Invencible es Él! ¡Invencible es Ella!
Y tú lo sabes, tú lo crees y tú solamente puedes aprovechar al máximo el tiempo
que todavía te queda para hacer el mal. El día en que nuevamente escuches con
pavor "Quien como Dios", será el día de tu derrota definitiva. ¡Para
siempre!".
A este punto mi interlocutor se había ya marchado.
SEPTIMO ENCUENTRO
"¡Es sólo cuestión de tiempo!…"
Esta imprevista y perentoria afirmación interrumpió mi lectura de un
libro que me estaba interesando mucho. Un grito de pavor me contuvo la
respiración. Pero mi Protectora vino inmediatamente en mi ayuda y me puso
tranquilo en la escucha, Esta vez el maligno se puso a hablarme con una
solemnidad insólita, casi declamatoria: se reveló como el acostumbrado
fanfarrón.
“¡Es cuestión sólo de tiempo!
El proceso de destrucción de la Iglesia ya está en camino, una destrucción
radical e imparable. Mis planes se cumplirán con una precisión y una
puntualidad que os dejará estupefactos. Pronto esta vieja y podrida carcasa
seguirá la suerte de tantas otras instituciones que han resistido un cierto tiempo
y después han desaparecido... "
“¿Pero no ves, bufón, que siempre vuelves con la misma canción? Te falta
siempre toda originalidad y fantasía, incluso para organizar el mal y así en
vano intentas darme miedo".
"¿Por qué no me dejas continuar?"
Porque eres tremendamente aburrido. Me pareces un comediante que en la
plaza repite siempre las mismas payasadas. Convéncete de que con tu insistencia
en la amenaza de destruir a la Iglesia no sólo no me impresionas, sino que
incluso me haces reír. La Iglesia, aunque está constituida por hombres que
tienen sus miserias, es institución de Cristo, le pertenece a Él y sólo Él la
gobierna en sus acontecimientos. En sus designios misteriosos Dios hace que la Iglesia
obtenga ventajas incluso de las persecuciones y de las herejías. En el pasado,
gracias al surgir de errores heréticos, muchos puntos de la doctrina Católica
han sido profundizados y precisados. Por esto la Iglesia mira con serenidad
también a los teólogos contestatarios y confusos que hoy abundan. Con relación
a ciertos problemas todavía no madurados, estos teólogos pueden tener una
indisciplinada sensibilidad pero esto incluso puede ser estímulo para estudiar
algunas cuestiones planteadas por ellos mas atentamente y descubrir en el fondo
los elementos de verdad y de claridad útiles para el crecimiento de su depósito
doctrinal”.
"¿Y tú no estás repitiendo las mismas declamaciones?"
"Hace más de medio siglo que estás combatiendo contra Dios para
hacerle desaparecer de Rusia, ¿lo has logrado? Lo sé, has hecho un mal inmenso
a aquellas almas, pero la necesidad de Dios no has logrado quitarla todavía de
millones de ellas. Has prometido a aquel pueblo un paraíso en la tierra y lo
has hecho tan encantador y deseable que muchos se escapan de él en cuanto
pueden”. “Corres demasiado y en tus locuras te atarán las manos".
Hoy te quiero decir algo nuevo. Algo de lo que quizás no te hayas dado
cuenta. Hoy se ha unido decisivamente a nosotros la Madre de Dios, la Madre de
la Iglesia, cuyo solo nombre - no quieres ni oírlo, por eso te lo repito - te
hace temblar. Ella que ha dado la primera vez al mundo a Jesús, está ahora
trabajando silenciosamente para colocarle de nuevo en las almas que se han
alejado de Él. Se quiere servir de nosotros los sacerdotes: un grupo escogido
de fidelísimos, preparados para inmolarse por su causa.
Los está recogiendo de todas partes del mundo, sin ningún aparato organizado,
es Ella misma quien les llama dulcemente a reclutarse en su Movimiento
Sacerdotal. Les llama sus predilectos. Esta Madre les está trabajando con corazón
de Maestra, para entrenarles en la oración, en el amor a Jesús Eucarístico, en
la fidelidad total al Papa”.
"Ella nos ha advertido de una gran tribulación que está llegando, que
pronto nos darás gran batalla. En la lucha te enfrentarás con un grupo de
sacerdotes asistidos y sostenidos por Ella. Contra tantos que se han dejado
seducir por tus artimañas y que has alejado de Ella, María opondrá sus
sacerdotes, les revestirá de su potencia. Les hará intrépidos en la hora de la
gran purificación. A ellos confía la tarea de defender el honor y la causa de
Jesús y de su Iglesia; serán los que acompañarán al Santo Padre en el camino
del Calvario para verle vencer por medio de la Cruz. Esta seguridad nos viene
de Ella y nosotros la vivimos con alegría."
“Comprendo, ¡todo sobre la falsa línea de las escenas absurdas de
Fátima!...”
“Precisamente, aquí en Fátima, cuando nuestra Madre bendita ha preanunciado
momentos terribles para el Papa, le ha prometido además su protección especial.
Ella le defenderá por medio de sus sacerdotes, hombres forjados en la oración y
muy amantes de su Rosario: El arma que te huele tan mal y te da tanto miedo.
Tienes un terror invencible a todo sacerdote que ora. Continuamente lo experimentas,
por eso recurres a todas tus artimañas para distraerle en la oración. Ahora
María está preparando no sólo a uno, sino a un ejército de sacerdotes que oran,
y que son amantes del Rosario.”
“Esta Madre Divina no nos engaña. Nos ha advertido muy bien que la hora
de la prueba vendrá y que será dura. Pero nos asegura que en el momento en que
creas ser el señor del mundo y te sientas seguro vencedor, Ella misma
intervendrá para arrebatarte de la mano la presa. Tú serás destronado y al
final la victoria sólo será de Jesús. Jesús quiere obtenerla así para tu mayor humillación,
por medio de una mujer. Y la victoria de Ella será el triunfo del Corazón
Inmaculado en los países sin Dios y en todo el resto del mundo.”
“¡Qué rápido eres para desdramatizar! Espera que lance contra vosotros a
mis hombres transformados en verdaderos endemoniados. Les estoy preparando y
entrenando para el ataque, que será pronto, imprevisto e inenarrable”.
"Nosotros nos armaremos de nuestra fe y estaremos a la espera… Dios
no nos dejará solos. Contaremos con la protección de su Madre".
“He obtenido ya de hacerles trabajar al descubierto. No creerán que son
manipulados por mí. Hoy ya nadie cree en mi presencia en el mundo. Prueba a
hablar de mi acción en medio a vosotros. Te cubrirán de ridículo”
“Sí, en esto eres muy hábil. Pero no todos se han dejado atrapar por tus
artimañas. Existe quien cree y advierte éste tu nefasto trabajo en medio del
pueblo de Dios. ¡Tenemos aún la oración de la Iglesia contra ti, y recurrimos a
ella!".
"¿Crees que los míos se detendrán ante cuatro perros que ladran?"
“¡Son sacerdotes de Cristo, no perros! Tú lo sabes: Quien durante su
vida terrena, te arrojó de tantos pobres hombres poseídos, continúa arrojándote
por medio de sus sacerdotes. Las derrotas que vas consiguiendo las conoces muy
bien. Conocemos la rabia que te asalta cuando un sacerdote te barre y te ordena
abandonar a las criaturas que tú has destrozado para satisfacer tu instinto
maléfico. Es un poder comunicado por Cristo a sus ministros, incluyendo el mandato
de ejercitarlo: “En mi Nombre arrojaréis demonios”. Y nosotros los sacerdotes
lo hacemos. En estos choques entre tu poder y el de la Iglesia a nosotros
comunicado, el balance para ti es absolutamente un fracaso. Es una experiencia
que te aplasta."
“¡Retórica!... ¡Retórica!... ¿No ves como todo el horizonte se oscurece?
Espera todavía un poco y verás como yo desencadeno un huracán... ¡Todos
temblaréis como pobres hojas, y todas serán arrancadas del árbol”.
“Veo que conoces bastante bien la fuerza del miedo, la potencia del
terror en el doblegar a los hombres a tus deseos. La esclavitud despiadada con
que dominas regiones destruidas es invención de tu genio maléfico. Dios nos
conquista con el amor y nos impone un peso ligero, tú tienes a los tuyos
sujetos con puño de acero y con el asombro. Para que no se te escapen, recurres
a las cárceles de hierros. ¡No obra así nuestro Dios! El terror es la fuerza de
tu gobierno, que es gobierno de opresión y de odio: ¡Tú mismo lo has dicho!
Nosotros no tenemos ningún motivo para temer tus argumentos catastróficos de
fin del mundo..."
"¡Estás muy seguro de ti mismo; pero verás!”
“Podemos temer todo de nuestra debilidad! Pero es precisamente esta
debilidad la que nos hace recurrir a Quien es nuestra fuerza! Nosotros sabemos
que en el cielo hay un Padre Omnipotente que nos ama: y es la revelación más
tierna y exultante de Jesús. Con la fe en este amor nosotros desafiamos todos
los pesimismos que puede inspirarnos la visión de un mundo tan horriblemente descompuesto
por ti. Desafiamos todos los miedos que intentas insinuarnos con tus amenazas
para desplomar nuestra resistencia al mal. Espíritu mezquino y malvado, ¡Dios
está con nosotros!
Mientras que tú eres un maldito de Dios. Nosotros tenemos fe en el amor,
es esta fe la que te hace temblar, por eso recurres a todas tus artimañas para
arrancársela a las almas. Para vencerlas tienes necesidad de desarmarlas".
"¡Cuando veáis mis milagros terroríficos...!”
“Tú no puedes hacer nada más que simulaciones de milagros. Los
verdaderos son el sello exclusivo de Dios. Contra Él, que es el Autor de la vida,
has organizado hecatombes de muertes; te complaces haciendo millones de
víctimas con las guerras atómicas, con las ejecuciones en masa realizadas por
los policías de estado, con los abortos que llevan a una escala ascendente que
supera todos los exterminios registrados en la historia. Pero olvidas que la muerte
ha sido vencida por el Autor de la vida. Al final de los tiempos se hará el
balance entre las ganancias hechas por Dios y tus pérdidas”.
Aquí el maligno se enfureció. Me vino a la mente la oración del exorcismo
ya usada, privadamente, otras veces con éxito para liberar las almas
horriblemente vejadas por el maligno. Es una oración para mi uso privado, pero
que siempre he experimentado como eficaz. Es ésta:
Señor Jesús, durante tu vida mortal, siempre tuviste una inmensa piedad
por las almas poseídas y atormentadas por Satanás, y jamás dejaste de
liberarlas con el poder de tus palabras. Diste este mismo poder a tus
discípulos y ordenaste que lo ejercitarán, diciéndoles: “En mi Nombre
expulsaréis demonios”. Armados por este Divino mandato, confiando en la
potencia de tu Nombre y en la intercesión de María, vencedora del enemigo
infernal:
Yo te digo a ti, Espíritu inmundo, que dejes en paz a esta criatura de
Dios: por lo tanto, te exorcizo en el nombre del Padre + que la ha creado, del
Hijo + que la redimido,+ del Espíritu Santo + que la santificado. Te exorcizo
en el nombre de la Bendita Virgen María + que la ha puesto bajo su custodia; en
el nombre de San Miguel Arcángel + triunfador de todos los Espíritus rebeldes,
y en el nombre de todos los Santos y Santas + que esta alma invoca con confianza.
Te ordeno, Espíritu maldito, no yo pobre pecador, sino como sacerdote de
Cristo; no por virtud mía, sino por la de Jesús vencedor de todos los enemigos
infernales, no con mi poder, sino con el que me ha sido dado por la Iglesia; te
ordeno salir de esta criatura de Dios e irte al infierno, preparado para ti y
para tus seguidores, en el nombre del Padre +, del Hijo + y del Espíritu Santo
+ Amén.
Al finalizar esta oración esperé que el Maligno diese algún signo de
reacción pero no se hizo oír más. Me pareció salir de un sueño atormentado.
Estaba bañado en sudor, y el alma recobró pronto dulcemente la serenidad.
OCTAVO ENCUENTRO
Apenas me había dormido un poco en la siesta cuando la habitación fue
inundada de un hedor que me hizo contener la respiración. Miré a mi alrededor:
la puerta y las ventanas estaban cerradas. Era un aire fétido que se movía como
agitado por un ventilador. ¿Qué sucede? Pronto me di cuenta de que esto significaba
una nueva visita del Maligno e invoqué la asistencia de Ella.
"¿Será acaso tu billete de
presentación?”
“¡Sí!”
“No sabía que un espíritu puro se anunciase con tanto hedor".
“Apenas he soplado sobre el hedor de vuestras miserables carroñas".
"Pienso por el contrario que sea el tufo de tu esencia de pecado”.
"¿No has dicho tú mismo que un espíritu no puede oler mal?"
"No es del todo así pero basta: en nombre de tu gran enemiga, ¿Qué
quieres?
"Interrógame"
Me recogí un instante en mi mismo: “Háblame de las artimañas que utilizas
para seducir a las almas"
“¿Tienes necesidad de que te lo revele yo? Eres maestro en Israel “.
"Pero prefiero que me hables tú de ello, maestro de seducción”. Parecía
que no se decidiese a responder: pero advertía que estaba allí.
“¡Vamos, te impongo que me respondas!"
"No se necesita mucha habilidad para atraparos en el lazo a vosotros,
miserables. Sois tan estúpidos y tan frágiles que da vergüenza a quien os ha
amasado. Normalmente, puestos delante de lo que Él os prohíbe, basta un pequeño
empujón”.
Esto puede suceder con almas desprevenidas, que no tienen suficiente
temor de Dios, que no recurren a los medios para vencer tus tentaciones, sobre
todo si no oran y si no tienen contacto con el Señor... ¿Pero las otras?"
“A éstas me las como lo mismo; se necesita solo un poco más de tiempo y
de paciencia. Basta conocer los gustos, las tendencias, los innumerables
enganches que todos lleváis consigo y con los cuales os aferráis: la lujuria,
la ira, la ambición, la envidia, el orgullo, la sed de dinero, de bienes
terrenos, la maledicencia... Si supieseis los servicios que nos hace una lengua
maléfica sembradora de discordias... A las almas que muestran mayor resistencia
no me acerco jamás a ellas con un asalto frontal. Las conquistó con maniobras y
doy vueltas alrededor, o excavando el terreno bajos sus pies, provocando las
pasiones hasta cansarlas, y llevándolas también a la desesperación.
Persuadiéndolas poco o poco de que ciertos mandamientos son imposibles: que
vuestro amo es un tirano; que tal cosa no puede ser pecado...”
"Es la artimaña que hoy estas utilizando más, demoler el sentido del
pecado...”
"También aquí mis mejores colaboradores son los sacerdotes...Si
supieses cuánto me ha costado cansarles de estar en aquellas casetas para
escuchar cantinelas!... Así finalmente he logrado que se predique que la
confesión no es necesaria, he logrado despoblar los confesonarios y enviar un
montón de gente, que es mía, a hacer grandes comilonas de comuniones. Si
supieses a cuántas meretrices, a cuantos comilones y profanadores, ladrones y
violentos les mando a recibirla".
"Estoy convencido de que generalizas demasiado y que contra tantos
que caen en esta trampa, hay tantos que huyen de ti, especialmente si son almas
que oran y se esfuerzan por vivir en Gracia".
Una pausa muy larga: «¿No es verdad que el arma de la oración te da
miedo y que en tus asaltos te hace retirar avergonzado?".
"Debo admitirlo: pero contra aquellos que usan la oración no los
ataco jamás de frente. Busco poco a poco y de todas maneras posibles, molestar
su oración, distraerles con mil tonterías, llevarles lentamente a la náusea.
Mientras tanto intensifico contra ellos mis tentaciones. A la vez buscó
convencerles que Él no les escucha, que es inútil la oración, porque aún no ha
perdonado ciertos pecados pasados, porque se ha abusado demasiado de su Misericordia...”.
“La vieja trampa: primero haces caer a las almas en el pecado persuadiéndoles
de que no es pecado, y que Dios perdona todo; después de haberles hecho caer,
les restituyes la vergüenza para no confesarse por lo que han hecho, haces
revivir el sentido del pecado y lo agrandas hasta hacer creer que para ellas no
hay perdón. Primero la presunción, después la desesperación: dos vías óptimas
para perjudicar a las almas".
“Es un truco que da resultado...”
“¡Sin embargo la Misericordia de Dios es infinitamente más grande que
tus artimañas y que tus conquistas momentáneas. Las almas le han costado la
sangre de su Hijo y conoce infinitos caminos para encauzarlas a su
dominio!".
"Hay que ver cuanto exageras pensando en eso de la Misericordia”
En este momento fui yo quien tomé una pausa de tiempo. "Esta es una
de tus insinuaciones más diabólicas y la más mentirosa. Sabes que Dios nos ama
infinitamente, que una sola gota de la sangre de Jesús basta para lavar todos
los pecados del mundo, que nosotros podemos pecar por falta de confianza en su Misericordia,
pero jamás por haber creído en su indulgentísima bondad. Para ti no hubo ni
habrá jamás perdón; para nosotros siempre; basta que no lo rechacemos
tenazmente, conscientemente, hasta el último instante. Él, antes de dejar un
alma en tus manos, usa todos los recursos de su amor, que son infinitos. ¡Todo esto
lo sabes, lo experimentas en todo momento y la omnipotencia de este amor
gratuito y redentor que Él tiene por nosotros es el infierno de tu
infierno!".
“Eres el abogado de una causa muy mal presentada. Tú dices que él es
omnisciente, mira dónde llega su perfidia, su cínica crueldad... sabe que
muchos de vosotros seréis míos, lo prevé, sin embargo los crea, ¿Por qué los
crea?, ¿para quién? ¡Para mí!"
“He aquí otra artimaña con la que buscas embaucar a las almas. Me basta
creer firmemente en el Amor para rechazar estas insinuaciones. Dios nos ha
creado por Amor. Nuestro destino es el de Vivir el Amor en Dios ocupando los
puestos de los que tú y los tuyos habéis sido arrojados. Para eso nos ha
redimido y nos ofrece todos los medios para alcanzar su redención. Sin embargo
Dios respeta siempre nuestra libertad, por eso no coarta a nadie para que
acepte su salvación... Pero en sus manos dispone, con su Bondad, inimaginables
caminos para inducir también a las almas rebeldes a la dócil aceptación de su
Gracia".
"Ahora eres tú quien estás filosofando”.
"Déjame decir: El don de la libertad confiere al hombre un valor y una
dignidad inviolables, tal es, que si alguno abusara de ellos...Dios ha querido
antes correr el riesgo de dejarlo libre y aunque voluntariamente quisiera
perderse, Él nunca le privaría de su libertad. Es el hombre el que no quiere
dar a Dios su amor, no es que sea Dios el que no quiera Amar al hombre, como tú
quieres presentar. Dios es puro Amor en todos sus actos, si no, no sería Dios.
“¡Tú no quieres responder a mi objeción!...”
“¡Eres tú quien no quiere comprender! La libertad la Misericordia, el
sufrimiento, especialmente la muerte de su Hijo, la comunión de los Santos, su
Gloria eterna son tales bienes que justifican por sí mismos el permitir la
posibilidad de la pérdida voluntaria y obstinada de algunos malvados que
libremente decidan meterse y colocarse en tu bando”.
“Tú deliras y no me dejas hablar… Has dicho que Él ha preferido correr
el riesgo de la pérdida... “.
"Sí, lo he dicho. Pero Él ha hecho todo lo que era posible para atenuar,
para alejar ese riesgo. Él podía, es verdad, recurrir a su Omnipotencia
eliminando además el argumento de tal riesgo. Pero Dios no se comporta como
vuestros tiranos, que cuando no pueden doblegar una voluntad, la matan. Él no
es el Dios de muertos, sino de Vivos. Él no ha querido privar a los obstinados
de su libertad de elección. Ha tenido hacia ellos un respeto infinito. Pero,
repito, para impedir la trágica posibilidad de su ruina, ha hecho todo lo que Divinamente
era posible".
"Te comportas en tus delirios como un viejo escolástico...”
“¡Acepto! desde el momento en que Dios nos ha amado hasta el punto de
darnos la Sangre y la Vida de su Hijo, no hay objeción alguna posible contra la
inmensidad y la universalidad de su Amor. Es verdad que al mismo tiempo en que
nos hacía tan gran don, veía a aquellos que habrían rechazado Su salvación. Y
sin embargo los creó igualmente; obró en su Omnipotencia operando la Creación, conociendo
aquella parte de los que, a pesar de su Amor, le rechazarían obstinada y
voluntariamente. ¡Misterio adorable! Sin embargo, te baste saber a ti, misterio
de iniquidad, que si no hubieras vertido sobre la humanidad las cataratas del
mal y del pecado, nosotros los hombres no habríamos podido ser capaces de conocer
hasta qué punto nos ama Dios. La Iglesia - repito - paradójicamente nos hace
cantar: "¡Oh feliz culpa la de Adán!"
“Y aún así me ganaré a la mayor parte de las criaturas tan amorosamente
redimidas por Él”.
“¿La mayor parte? ¡mientes! La sangre de Cristo tiene tal eficacia Salvadora
que tú no puedes ni podrás lanzar desafío semejante al Amor de Dios. Esta
sangre ha sido esparcida sobre todos los hijos de Adán, sin que exceptuara
ninguno. Ella tiene el poder de llegar, por caminos misteriosos, a todas las
almas creadas. Dios -repito – te deja sólo aquellos que voluntariamente han
escogido estar contigo. Es para tu mayor castigo. Porque su compañía no atenúa,
sino que aumenta inmensamente el peso de tu condena. ¡Para toda la eternidad!".
Desde entonces mi interlocutor - durante bastante tiempo - no se hizo
vivo.